jueves, 24 de mayo de 2007

Muestra de cine

Si dan click en la imagen pueden ver la programación completa... ¡No falten el 1 de junio, podrán saludar a la Directora en persona, pft! (a propósito de egos agrandados).

Arte y responsabilidad

Un todo es mecánico si sus elementos están unidos solamente en el espacio y en el tiempo mediante una relación externa y no están impregnados de la unidad interior del sentido. Las partes de un todo semejante, aunque estén juntas y se toquen, en sí son ajenas una a otra.

Tres áreas de la cultura humana -la ciencia, el arte, la vida- cobran unidad sólo en una personalidad que las hace participar en su unidad. Pero su vínculo puede llegar a ser mecánico y externo. Es más, casi siempre sucede así. El artista y el hombre se unen de una manera ingenua, con frecuencia mecánica, en una sola personalidad; el hombre provisionalmente se retira de la "turbación de la vida" hacia la creación, al mundo de "la inspiración, dulces sonidos y oraciones" (Pushkin). ¿Qué es lo que resulta? El arte es demasiado atrevido y autosuficiente, demasiado patético, porque no tiene que responsabilizarse por la vida, la cual, por supuesto, no puede seguir a un arte semejante. "Y cómo podríamos seguirlo -dice la vida-; para eso es el arte, y nosotros nos atenemos a la prosa de la existencia."

Cuando el hombre se encuentra en el arte, no está en la vida, y al revés. Entre ambos no hay unidad y penetración mutua de lo interior en la unidad de la personalidad.

¿Qué es lo que garantiza un nexo interno entre los elementos de una personalidad? Solamente la unidad responsable. Yo debo responder con mi vida por aquello que he vivido y comprendido en el arte, para que todo lo vivido y comprendido no permaneza sin acción en la vida. Pero con la responsabilidad se relaciona la culpa. La vida y el arte no sólo deben cargar con una responsabilidad recíproca, sino también con la culpa. Un poeta debe recordar que su poesía es la culpable de la trivialidad de la vida, y el hombre en la vida ha de saber que su falta de exigencia y de seriedad en sus problemas existenciales son culpables de la esterilidad del arte. La personalidad debe ser plenamente responsable: todos sus momentos no sólo tienen que acomodarse juntos en la serie temporal de su vida, sino que también deben compenetrarse mutuamente en la unidad de culpa y responsabilidad.

Y es inútil justificar la irresponsabilidad por la "inspiración." La inspiración que menosprecia la vida y es igualmente subestimada por la vida, no es inspiración sino obsesión. Un sentido correcto y no usurpador de todas las cuestiones viejas acerca de la correlación entre el arte y la vida, acerca del arte puro, etc, su pathos verdadero, consiste solamente en el hecho de que tanto el arte como la vida quieren facilitar su tarea, deshacerse de la responsabilidad, porque es más fácil crear sin responsabilizarse por la vida y porque es más fácil vivir sin tomar en cuenta el arte.

El arte y la vida no son lo mismo, pero deben convertirse en mí en algo unitario, dentro de la unidad de mi responsabilidad.
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Mijaíl M. Bajtín, Estética de la creación verbal. Siglo XXI, Argentina, 2002, pp. 11-12.

lunes, 7 de mayo de 2007

Un año sin Ferro

No tengo aún nada que valga la pena por escribir. Nada para explicar cómo ha sido el año sin él. Nada qué decir. Como Borges confesó: "No lo puedo comunicar, todas las palabras requieren una experiencia compartida"... ¿compartirá alguien su muerte en la forma que yo no busco compartirla? Lo único que tengo grabado son las líneas de un poema de Dylan Thomas que el 3 de mayo del 2006 me puse a rastrear desde mi viejo trabajo. Lo transcribo ahora mismo. E la morte non avrá piú dominio.

Y LA MUERTE NO TENDRÁ DOMINIO
Por Dylan Thomas
Y la muerte no tendrá dominio.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios,
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.

Bajo las ondulaciones del mar
los que yacen tendidos no morirán aterrados;
retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden,
amarrados a una rueda, aún no se romperán;
la fe en sus manos se partirá en dos,
y los penetrarán los daños unicornios;
rotos todos los cabos ya no crujirán más;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.

Aunque las gaviotas no griten más en su oído
ni las olas estallen ruidosas en las costas;
aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten
ya más la cabeza al golpe de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos,
las cabezas de los cadáveres martillearan margaritas;
estallarán al sol hasta que el sol estalle,
y la muerte no tendrá dominio.

sábado, 5 de mayo de 2007

Ah qué pinches gringos...


En cuanto cruzas la pequeña puerta de alambre y entras a México, te sientes como si acabaras de escabullirte de la escuela, después de decirle a la maestra que te sientes mal y ella te dice que puedes irte a casa, a las 2 de la tarde... miras a tu alrededor y ves rostros felices y sonrientes, o rostros oscuros de amantes preocupados, y padres y policías, oyes música de cantina del otro lado del parquecillo de globos y paletas heladas... Pasas sediento por las puertas giratorias de una cantina y pides una cerveza en la barra, y volteas, y hay tipos jugando billar, preparando tacos, sombrerudos, algunos llevan armas en el cinturón de ranchero, y grupos de hombres de negocios cantando... Es muy agradable llegar a la Tierra Pura, sobre todo porque está cerca de Arizona y Texas, y de todo el suroeste, pero se puede sentir esa sensación, lo que sienten los campesinos por la vida, la alegría intemporal de quienes no se preocupan por los grandes problemas culturales y de la civilización.

Jack Kerouac, Lonesome Traveler.